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Visita a la Honorable Cámara de Diputados de Chile

 

Palabras de Angel Gurría,
Secretario General de la OCDE

 

Valparaíso, Chile
05 de abril de 2011

 

Señor Presidente, Honorables Diputados:


Es un placer para mí estar hoy con Ustedes en Valparaíso y es también un honor  dirigirme a la Cámara de Diputados. Este año se celebra el primer aniversario de la adhesión de Chile a la OCDE, justo cuando nuestra Organización cumple 50 años.


La adhesión de Chile a la OCDE fue decidida y ratificada en un momento en que la cooperación internacional se ha vuelto más importante que nunca. La crisis financiera y económica ha destacado la necesidad de las economías, tanto en desarrollo como avanzadas, de cooperar y unirse para definir las políticas que permitan relanzar el crecimiento y recuperar la confianza.


¿Cómo vemos la incorporación de Chile a la OCDE desde París? Permítanme compartir nuestra perspectiva con ustedes.


El ingreso de Chile: un hecho de enorme relevancia para la OCDE


Desde su creación, la OCDE se ha dedicado a identificar, diseñar y promover “mejores políticas para mejores vidas”; entre sus países miembros y en  un número creciente de países no miembros. Es justamente nuestra misión. Para cumplirla, necesitamos convertirnos en una organización más abierta, incluyente y pluralista.


La adhesión de Chile es un paso importante en esta estrategia. Lo siguieron otros cuatro países (Israel, Eslovenia y Estonia) que también se convirtieron en miembros. Una interacción más fuerte con las principales economías emergentes como Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica, a través de nuestro proceso de cooperación reforzada, es otra parte importante de esta estrategia.


Chile es el primer país sudamericano en la OCDE. Confiamos en él, junto con México, para reforzar nuestros lazos con toda la región de América Latina, al igual que con las otras importantes economías emergentes.


El “estilo chileno” ya enriquece a la OCDE en muchas cuestiones clave de las políticas. Durante casi dos decenios, Chile ha desarrollado un fuerte núcleo de instituciones democráticas y ha logrado combinar con éxito un sólido crecimiento económico con un mayor bienestar social. Esto representará una ventaja para la OCDE cuando intentemos abordar los asuntos en común, como la desigualdad o la cobertura y la viabilidad de los sistemas de jubilaciones y pensiones.


Desde la perspectiva de Chile, ser parte de la OCDE abre la puerta a una serie de beneficios muy importantes para el progreso socio-económico del país.


Tener acceso a las mejores prácticas de las economías más avanzadas, contar con estadísticas comparadas en la mayor parte de sus áreas de gobierno y fomentar la interacción sistemática de sus servidores públicos con los de los otros países de la OCDE, son algunos beneficios evidentes. Pero hay otro que es clave para un Chile cada vez más abierto y participativo…


Chile puede utilizar a la OCDE para influir en la agenda mundial.


La OCDE puede, por ejemplo, servirle a Chile como trampolín para llegar al G20 y a otras formas de gobernabilidad mundial. El G20 se encarga de una amplia gama de temas de creciente relevancia. Sobre todo, sirve de marco para una mejor coordinación de políticas.


Aquí es donde entra en juego la OCDE. Nosotros participamos en el G20 y lo apoyamos en varios campos. Por ejemplo:


─ en la adopción de políticas estructurales dentro del Marco para un Crecimiento Sólido, Sostenible y Equilibrado;
─ en políticas para fomentar el empleo;
─ en políticas de liberalización del comercio, las inversiones y los flujos de capital;
─ en el fomento y la adopción de normas para combatir la corrupción;
─ en la abolición de los subsidios a los combustibles fósiles;
─ en políticas en pro de sistemas fiscales eficientes, justos y transparentes;
─ en la seguridad alimentaria y los mercados de productos básicos;
─ y en el Consenso de Seúl para el Desarrollo y su Plan de Acción Plurianual.


Para poder cumplir con este programa de políticas tan ambicioso, el G20 debería dotarse de un mecanismo para compartir políticas, imparcial y sistemático, y otro para monitorear los compromisos. Es un importante requisito previo para lograr un consenso en un terreno tan vasto y heterogéneo como éste. Más allá de su contribución a la labor del G20, la OCDE apoya de muchas formas el surgimiento de la nueva arquitectura de la gobernanza mundial.


Para mejorar la coordinación y el intercambio de información entre los organismos internacionales que participan en el proceso del G20, he propuesto recientemente la creación de un observatorio de coherencia de políticas, reuniendo los conocimientos del FMI, el Banco Mundial, la OCDE, la OIT y la OMC. No cabe duda de que la gobernabilidad mundial está cambiando.


El “club de las mejores prácticas”


Poca gente ha captado la esencia de la OCDE tan bien como la ex Presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Durante su visita a la OCDE, en pleno proceso de adhesión, la Organización es “el club de países que promueve y fomenta las mejores prácticas”. Por supuesto. Los países miembros vienen a la OCDE para aprender unos de otros, mejorar la elaboración de políticas y preparar normas y reglas internacionales de vanguardia para hacer frente a los desafíos mundiales.


Permítanme darles algunos ejemplos de algunos instrumentos de la OCDE que han mejorado el funcionamiento de la economía mundial o han servido de catalizadores a las reformas nacionales en nuestros países miembros.


• Por ejemplo, basándose en el trabajo realizado por la OCDE durante más de un decenio, el G20 decidió acabar con el secreto bancario como instrumento de evasión fiscal internacional. En nuestra calidad de elaborador de normas en este ámbito, aportamos todos los elementos necesarios para poder tomar esta decisión política tan importante, para evitar la erosión de la base tributaria tanto dentro como fuera de los países de la OCDE, y para acrecentar la capacidad de los gobiernos de invertir en su capital humano y su infraestructura física en aras del crecimiento y la prosperidad.


• La OCDE encabeza también la lucha mundial contra la corrupción con un instrumento único, y muy eficiente para a combatirla: la Convención Anti-Corrupción de la OCDE. Desde su adopción hace más de diez años, es inaceptable que una empresa soborne a servidores públicos en otros países para obtener contratos internacionales.


Para darles una idea de los progresos realizados en la materia, basta decir que hasta hace unos años la corrupción se podía deducir de los impuestos en algunos países; en cambio ahora se la considera un delito y los países tienen que cooperar, dentro del marco de la Convención, para procesar a los responsables.


• Un tercer ejemplo en un campo crucial: la educación. La OCDE fue la primera organización internacional en elaborar indicadores de desempeño comparativo normalizados de los sistemas educativos nacionales. Nuestro informe PISA, que ahora incluye más de 70 países, no sólo hizo que se prestara más atención al tema de la calidad de la educación (al definir un conjunto de competencias que deberían adquirir los estudiantes en un contexto globalizado), sino que se convirtió en un patrón de referencia para la elaboración de políticas y la reforma en la materia. Y este año hay también cosas que aprender sobre la igualdad de acceso de los estudiantes chilenos.


Hay muchos otros ejemplos de los informes o las reglas de la OCDE que han servido de base para cambiar y mejorar decisiones políticas en una amplia gama de sectores: agricultura, salud, trabajo, gobernanza, inversión, ciencia y tecnología o la economía de internet; por nombrar sólo algunos.


La OCDE también ayuda a las autoridades normativas de los gobiernos, a los congresos y parlamentos a enriquecer sus trabajos y mejorar sus procesos con base en apoyo técnico de la más alta calidad y objetividad. Chile ha comprendido desde el inicio de su proceso de inserción este potencial.


La solicitud de nuestro apoyo para crear un órgano regulador parlamentario, el Departamento Evaluador de la Ley, es un ejemplo concreto de esta colaboración. Quiero aprovechar esta ocasión para agradecer a la ex Presidenta de la Cámara de Diputados, doña Alejandra Sepúlveda Orbenes, por su confianza y excelente disposición para trabajar juntos.


Esto fue apenas en noviembre pasado. Y hoy me complace confirmarles que trabajaremos para entregarles muy pronto un programa conjunto, incluyendo un informe final para abril de 2012, en el que se incluirán:


1. Marcos y orientaciones para la participación de la sociedad civil en la evaluación de las leyes, con la organización ulterior de un taller en Chile;
2. Ayuda para elaborar un modelo de evaluación sobre las repercusiones de las leyes;
3. Creación por parte de la OCDE de una red de parlamentarios sobre reglamentación.


Con este proyecto, la Cámara de Diputados de Chile está a la vanguardia de los parlamentos de la OCDE. A nosotros  esto nos permite justamente aprovechar nuestra principal ventaja competitiva: evaluar el contenido y los procesos relativos a las políticas públicas a la luz de sus resultados, para determinar si dichas políticas, si dichos cambios, permiten vivir mejor.


Esta es nuestra razón de ser y por eso ponemos nuestra experiencia y conocimiento a disposición del Congreso Nacional de Chile.


¡Muchas gracias!

 

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