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Los retos de la salud en México

 

Participación en el Ciclo de Conferencia y Symposia: "Los retos de la salud en México"

México y los indicadores de salud de la OCDE

 

Palabras de Angel Gurría
Secretario General
OCDE

 

13 de enero 2011
Auditorio "Raoul Fournier Villada", Facultad de Medicina, UNAM, México

 

Señoras y Señores:

 

Me da mucho gusto participar en este simposio sobre “Los retos de la salud en México”. Quiero felicitar a la UNAM por haber organizado este importante evento. Este es uno de los temas fundamentales para el desarrollo sostenible del país.

 

La salud es la base del bienestar social. No hay mayor determinante de la capacidad de progreso de una nación que el estado de salud de su pueblo. Tenía mucha razón el poeta Virgilio al escribir “La salud es la riqueza más grande”. No hay mejor inversión para México que en la salud de su gente. Es crucial debatir este tema.

 

La salud en México: avances importantes y mucho por hacer

 

En las últimas décadas, México ha realizado avances muy importantes en esta materia. El aumento de la esperanza de vida ha superado con creces el promedio de la OCDE. La tasa de mortalidad infantil ha declinado incesantemente.

 

El número promedio de consultas médicas desde 1990 ha registrado uno de los aumentos más rápidos entre los países de la OCDE, debido en parte al rápido aumento de la densidad de doctores.

Sin embargo, México sigue enfrentando retos muy grandes en este ámbito.

 

El país necesita invertir más en servicios de salud en áreas poco atendidas hasta ahora. Se debe cubrir más adecuadamente el gasto “catastrófico” en salud, a fin de mejorar la protección económica de los pacientes. También hay mucho que hacer para mejorar en la prevención de enfermedades y la integración de los servicios de salud del país.

 

Permítanme abordar más en detalle tres retos que consideramos cruciales:

 

Primero, facilitar el acceso a la asistencia médica

 

México es uno de los tres únicos países de la OCDE que no han logrado todavía una cobertura de salud universal (junto con Estados Unidos y Turquía).

 

Cabe señalar que el país ha progresado de manera impresionante en los últimos años. En 2002, sólo la mitad de la población estaba cubierta por el seguro de salud público. Hoy, el 89% de la población mexicana cuenta con alguna forma de cobertura de salud. México podría alcanzar la cobertura universal a mediados del próximo año.

 

Estos avances han sido posibles gracias a la introducción del programa Seguro Popular, mundialmente conocido por su innovador enfoque de extensión de la cobertura del seguro básico de salud, mediante una combinación de incentivos económicos adecuadamente diseñados.

 

Este programa ofrece a otros países de la OCDE un ejemplo de la forma en que pueden lograrse resultados equitativos en materia de salud sin socavar la sostenibilidad del sistema fiscal. Además, transfiere recursos de los Estados más ricos a los más pobres, lo que, con el tiempo, contribuirá a reducir las significativas diferencias de calidad de la asistencia médica existentes en el país.

 

Pero garantizar la cobertura universal representa tan sólo el primer paso para proporcionar una asistencia médica de buena calidad y asequible a quienes la necesitan.

 

Con frecuencia, una salud precaria conlleva a un empobrecimiento económico. El gasto complementario en bienes y servicios de salud representa aún el 4.5% del consumo final de los hogares en México, un 50% más que el promedio de la OCDE.

 

La proporción de hogares que incurren en gastos “catastróficos” por motivos de salud ─ es decir, cuando los desembolsos familiares en concepto de salud superan el 40% de la renta disponible del hogar ─ es la segunda más alta de la OCDE, después de la de Corea.

 

El acceso a los servicios de salud en las áreas rurales y en los Estados más pobres es otro reto mayor. A pesar de un incremento constante, aún no hay suficientes médicos en el país: la tasa de dos facultativos por cada 1000 personas es la más baja de la OCDE.

 

Además, los médicos se concentran en los Estados más ricos. En consecuencia, algunos servicios preventivos fundamentales siguen siendo inaccesibles para gran parte de la población. Por ejemplo, prácticamente la mitad de las mujeres de más de 50 años no se han sometido a un estudio de Papanicolaou en los dos últimos años.

 

El segundo gran reto: combatir la epidemia de obesidad

 

La epidemia mundial de obesidad está afectando a México mucho más seriamente que a la mayoría de los otros países. Según la reciente publicación Fit not Fat de la OCDE, México es el segundo país de la OCDE con más población obesa, después de Estados Unidos. Tres de cada diez personas son obesas, y casi siete de cada diez tienen sobrepeso.

 

Pero lo más sobrecogedor es que un niño de cada tres tiene sobrepeso o es obeso. Como destacó el Presidente Calderón a principios de año, México es “el país con el mayor problema de obesidad infantil en todo el mundo”.  ¿Cómo es que hemos permitido que esto suceda?

 

La diabetes es la consecuencia más común y directa de la obesidad; y en México va en rápido aumento. El 11% de la población mexicana de 20 a 79 años tiene diabetes, uno de los índices más elevados de la OCDE.

 

La multiplicación de la obesidad en México está poniendo en peligro los avances en la esperanza de vida. Está poniendo en peligro el futuro del país.

 

Los estadounidenses se preguntan hoy si la próxima generación será la primera en tener una esperanza de vida más corta que la anterior; los mexicanos deberían preocuparse por lo mismo. Es hora de combatir la obesidad en varios frentes, con regulaciones enérgicas y campañas sofisticadas de información en todos los medios.

 

Se requiere de un debate nacional, una visión de mediano plazo y cambios inmediatos. En la OCDE, hemos demostrado que una inversión de cinco dólares anuales por persona podría sufragar cuatro eficaces medidas: 1) una campaña nacional de promoción de la salud en los medios de comunicación; 2) un programa de etiquetado alimentario obligatorio; 3) una normativa sobre publicidad alimentaria para niños; y 4) medidas fiscales consistentes en una combinación de impuestos y subvenciones.

 

Ese dinero podría evitar hasta 55,000 muertes al año en México. Cinco dólares por persona es una cantidad asequible, cuando México gasta actualmente 600 dólares anuales por persona en asistencia médica.

 

Finalmente, el tercer desafío que quiero destacar es la necesidad de…

 

Mejorar gobernabilidad y la eficacia del sistema de salud

 

Es innegable que los resultados del sistema de salud mexicano han mejorado. Sobre todo con la creación del Seguro Popular. Sin embargo, tenemos que reconocer que subsisten disparidades considerables entre los diversos Estados mexicanos en cuanto a su capacidad para administrar el Seguro Popular, así como continuos problemas para identificar recursos suficientes a fin de responder a la creciente demanda. Además, no podemos pensar que este programa puede solucionar todos los problemas del sistema de salud mexicano.

 

En consecuencia, es necesario continuar con las reformas para mejorar la eficacia de la prestación de servicios de salud. Las autoridades aún pueden dar nuevos pasos en este sentido. Los ministros de salud de los países de la OCDE, por ejemplo, en su reunión de octubre de 2010 en París, hicieron hincapié en que fomentar un mayor uso de los medicamentos genéricos más baratos constituía una buena manera de mejorar el valor del dinero en el sistema de salud.

 

También ha llegado el momento de que México siga avanzando en la integración de los diversos organismos de asistencia médica. La existencia de sistemas de asistencia médica paralelos para trabajadores formales e informales no sólo es injusta, sino también ineficaz. No hace sino alentar la informalidad en el mercado laboral e incrementar los costos administrativos: el gasto en administración y servicios de seguro en México representa el 12% del gasto total en salud, es decir, más del triple del promedio de otros países de la OCDE.

 

Con todo, se ha registrado ya cierto progreso. La concepción de una base de datos sanitarios integrada que permite compartir dichos datos entre los diversos sistemas de asistencia médica es un paso muy importante.

 

La creación de un sistema de salud de base amplia, con un único paquete de seguro que se aplique a todos, deberá combinarse con una separación neta de compradores y proveedores, a fin de rentabilizar el dinero invertido.

 

Señoras y Señores:

 

Un sistema de salud de calidad es la base de un estado de bienestar. México requiere de un impulso histórico en este ámbito. El país requiere de un programa de reforma ambicioso. Mejorar el acceso a la asistencia médica, reducir las desigualdades entre Estados y fusionar regímenes de salud dispares no son objetivos que puedan conseguirse de la noche a la mañana.

 

Pero México ya ha demostrado en anteriores ocasiones estar preparado para reformar sus servicios de salud “con amplitud de miras”, con visión de futuro. Ahora, tendrá que ser igualmente valiente e impulsar nuevas reformas, a fin de lograr una asistencia médica de vanguardia. La OCDE esta lista para seguir apoyando este esfuerzo.

 

Muchas gracias.

 

 

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