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Las Perspectivas de Crecimiento de los Países de la OECD durante 2011

 

Seminario de Perspectivas Económicas 2011; “El Reto del Crecimiento Económico”, ITAM

 

Palabras de Angel Gurría
Secretario General
OCDE

 

7 de enero de 2011
México DF, México

 

Señoras y Señores, muy buenas tardes:

 

Es un gran gusto poder participar una vez más en este Seminario de Perspectivas Económicas que organiza el ITAM cada principio de año.


Hace justo un año, mencioné que estábamos enfrentando “la mayor crisis financiera y económica de nuestras vidas”.  La evolución de las economías de los países de la OCDE, y de la economía mundial, a lo largo de 2009 y 2010, confirman este hecho. Vamos a tardar años en recuperarnos de esta crisis.


Ahora bien, ¿Cómo vemos el panorama económico en este 2011 desde la OCDE?

 

1. La economía internacional: recuperación con bemoles

Quisiera comenzar con una nota positiva. La recuperación económica mundial es una realidad. En general, está procediendo conforme a las expectativas. Esto quiere decir, en parte, que la ofensiva de rescates bancarios, paquetes fiscales y la laxitud monetaria que los gobiernos lanzaron durante 2009 y 2010 funcionó. El PIB mundial debiera registrar un crecimiento de cerca de un 4.8% durante 2010 y de un 4.2% durante 2011.

 

Sin embargo, cabe destacar que esta recuperación económica mundial dista mucho de ser “pareja”. Las economías emergentes continúan encabezando la recuperación global, algunos creciendo a tasas de alrededor del 10%. En contraste, el promedio de crecimiento de las economías más avanzadas de la OCDE en 2010 ha sido muy débil.

 

A pesar de que hay países como Corea, Turquía o inclusive México que están creciendo por encima del 5%, el crecimiento promedio de la OCDE en 2010 se aproximó a un modesto 2.8%.  Y en 2011 se ubicará cercano a un 2.3%.  Esto deja mucho que desear.

 

Los principales motores del mundo desarrollado están todavía sin despegar. Estimamos que Estados Unidos, por ejemplo, crecerá un 2.2% este año. La zona Euro y Japón se aproximarán apenas al 1.7%.  Y en el mediano plazo, las perspectivas no son mucho más alentadoras. Más bien prevemos un crecimiento promedio mediocre en los países de la OCDE, con pocas excepciones.

 

Y es que la crisis ha dejado importantes secuelas en la economía mundial. Principalmente, en el crecimiento, en las finanzas públicas y en el empleo. En muchos de los países avanzados, las finanzas públicas se encuentran gravemente debilitadas  y presentan déficit insostenibles. El déficit fiscal promedio en la OCDE sigue estando cercano al 8% del PIB.  La deuda pública sigue creciendo y estimamos que se ubicará muy cerca del 100% del PIB (en promedio) durante 2011.

 

Al mismo tiempo, los niveles de desempleo siguen siendo preocupantes. Si bien se ha reducido de su nivel máximo de 8.5% a finales de 2009, el promedio de desempleo en la OCDE  permanecerá alto, alrededor de 7.5%, hasta finales de 2012.  Actualmente, hay cerca de 47 millones de personas desempleadas en los países de la OCDE.  Gran parte de estas personas son jóvenes. Y muchos afrontan el riesgo creciente de caer en desempleo de largo plazo, con los consiguientes peligros fiscales, laborales, de productividad y políticos.

 

Además de estas secuelas, percibimos varios riesgos de corto y mediano plazo: una reforma financiera inacabada; un imperativo de consolidación fiscal que tomará varios años; riesgos crecientes de deuda soberana (la preocupación sobre la sostenibilidad de la deuda pública en varios países europeos podría extenderse); la persistente volatilidad del mercado de vivienda en muchos países y la persistencia de desequilibrios de cuenta corriente a nivel global que pueden generar políticas proteccionistas muy dañinas, tanto comerciales como de inversión y, más recientemente financieras, en la llamada “guerra de divisas”.

 

Tenemos que darnos cuenta de que la economía mundial sufrió un accidente grave. Todavía no sabemos cuáles fueron todas las secuelas. No sabemos si vamos a volver a caminar o si vamos a cojear de aquí en adelante. Este es el nuevo entorno económico mundial, el “new normal” sobre el cual Mohamed-El Erian suena la alarma y al que Christina Romer (siendo aun Presidenta del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Obama), dijo que no deberíamos resignarnos.

 

Ante este contexto de desequilibrio y persistente incertidumbre; ante la evidencia de que el espacio para ulteriores estímulos fiscales en economías más grandes ─ como las de la Unión Europea ─ se ha agotado; ante la creciente evidencia de que las economías emergentes no podrán seguir creciendo a tasas elevadas durante varios años, debemos preguntarnos: ¿Cuáles serán las nuevas fuentes de crecimiento?
En la última Cumbre del G20, les plantee a los líderes la necesidad de avanzar en los temas estructurales como vía de recuperación. A algunos les puede parecer dogmático u obvio. Pero ahora más que nunca se requiere abordar los pendientes estructurales. No sólo por las reformas per se, sino también porque tenemos la oportunidad de replantear nuestras economías con base en nuevos valores de inclusión, sostenibilidad medioambiental y progreso humano.


¿Cómo vemos a México en este contexto complicado?
 
2. La recuperación de la economía mexicana: momentum para reformas

A primera vista, la recuperación de México ha avanzado de manera sostenida. La economía mexicana ha crecido a un promedio superior al 7% (en tasas anualizadas de crecimiento trimestral promedio) de la mitad de 2009 a la mitad del 2010;  beneficiándose del impulso excepcional de las exportaciones.

Durante 2010, el PIB mexicano creció alrededor del 5%.  Este es un repunte muy bienvenido, pero no olvidemos que México viene de una caída muy profunda, de una contracción cercana al 7%. Para 2011, estimamos que el crecimiento comenzará a moderarse, por la desaceleración de la recuperación en Estados Unidos, para ubicarse en cerca de un 3.5%. 

 

El déficit fiscal para 2011 es de los más bajos de la OCDE, al igual que la deuda pública total como proporción del PIB. Si bien el repunte del crecimiento está teniendo un impacto positivo sobre el empleo, la tasa de desempleo sigue siendo alta (cercana al 5.5%)  y se percibe un deterioro en las condiciones de empleo.

 

No obstante, la mezcla de políticas macroeconómicas para apoyar la recuperación parece adecuada. El repliegue veloz del estímulo fiscal y el fortalecimiento de los ingresos públicos justo cuando los mercados dudaban de la sostenibilidad fiscal de México, fueron medidas muy oportunas.

 

La política monetaria también parece apropiada. México debiera poder mantener las tasas bajas por un buen tiempo dado el descenso reciente (y las expectativas a la baja) de la inflación.

 

Sin embargo, el mercado interno sigue siendo débil, su nivel de productividad sigue siendo el más bajo de la OCDE y su competitividad se ha erosionado en los últimos años, cayendo por debajo de muchas economías emergentes.

 

Y es que el país ha venido posponiendo reformas de fondo cruciales en sectores claves. Reformas que son indispensables para poder generar un crecimiento endógeno sostenible. Permítanme mencionar algunos ejemplos:

 

A México le urge mejorar la calidad de su educación. Los resultados de la reciente prueba PISA, presentados apenas hace algunas semanas, reflejan la imperiosa necesidad de redoblar los esfuerzos en materia de calidad y pertinencia de la educación. México no puede seguir estando al final de las listas, por mucho que mejore su posición relativa. Sin educación de calidad México no podrá reducir las disparidades ni construir una clase media próspera, promotora de las grandes transformaciones. Además, no podrá competir con éxito contra otras economías emergentes.

 

A México le urge actualizar su marco laboral. El que tenemos ya es obsoleto. Necesitamos un nuevo marco más eficiente, y sobre todo más incluyente. Cerca de la mitad de los jóvenes mexicanos entre 15 y 19 años ni estudia ni trabaja.  Sólo el 43% de las mujeres en edad de trabajar está en la fuerza laboral.  La propuesta de reforma presentada por el Gobierno es perfectible, pero es la mejor opción que hemos tenido en mucho tiempo para crear más y mejores empleos. No la desperdiciemos.

 

También urge mejorar los niveles de competencia. La falta de competencia efectiva en sectores estratégicos como el de las telecomunicaciones, los transportes o la energía, no sólo desincentiva las inversiones, también se traduce en un impuesto invisible para el consumidor. La reforma de las leyes de competencia, tal como pasó de la Cámara de Diputados al Senado, la calificamos en su momento como una reforma que pondría a México a la par de los más altos estándares internacionales. Esperamos que no se diluya ni pierda fuerza en el proceso legislativo. La búsqueda democrática de los consensos no tiene que resultar en el mínimo común denominador. Debemos buscar la excelencia.

 

Tenemos que mejorar las capacidades del sector público. Para ello es imperativo que realicemos cambios de fondo para mejorar nuestro sistema fiscal. México sigue teniendo una de las recaudaciones fiscales más bajas del mundo. Además, depende en una altísima proporción de los impuestos vinculados a la producción y exportación de hidrocarburos.  Y lo más grave quizá es que nuestros escasos recursos fiscales no están incidiendo en la reducción de las disparidades,  como en otros países. A México le urge una reforma fiscal de fondo, en la recaudación, pero también en la aplicación e impacto del gasto.

Hay otras reformas cruciales pendientes, como la del estado de derecho, o la del sistema nacional de innovación, el crecimiento verde y, sobre todo, una reforma de la economía política de la reforma: tenemos que aprender a ponernos de acuerdo!

 

Señoras y Señores:

 

La reciente crisis es una enorme oportunidad de cambio. Muchos países en la OCDE están aprovechando esta crisis para realizar transformaciones de fondo, tomando medidas extraordinarias con frecuencia políticamente impopulares, para equipar a sus economías para época post-crisis en que la competencia será aún más feroz. Estos Países nos están rebasando. México no se puede quedar atrás.

 

Si bien nuestro país ha logrado una estabilidad macroeconómica y monetaria más sólida que la de muchas economías emergentes, se está quedando rezagado en competitividad, productividad laboral, distribución del ingreso, sostenibilidad fiscal, innovación, educación. Esto nos lleva a preguntarnos ¿Por qué México no ha podido avanzar en las grandes decisiones de transformación económica y social?

¿Estaremos de verdad condenados a ver nuestras mejores propuestas caer ante el efecto paralizador de la fragmentación del voto o de los intereses partidistas? ¿Debemos tolerar que nuestras decisiones de progreso zozobren una y otra vez ante la supremacía de los poderes fácticos?

 

La respuesta tiene que ser un rotundo NO. Otro México es posible.  Un México mejor educado, con más competencia en todos los sectores, con menor desigualdad de ingresos y oportunidades, con programas de gobierno financiados de forma sana en el contexto de un sistema fiscal moderno y competitivo, con flexibilidad en los mercados laborales y de productos, con un mejor sistema de justicia, y con partidos políticos que sepan distinguir y privilegiar el interés nacional por encima de sus intereses electorales de corto plazo. Pueden contar con la OCDE para lograrlo.

 

Muchas gracias.

 

 

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i  IMF, “World Economic Outlook”, October 2010, Executive Summary, page xvi. See: http://www.imf.org/external/pubs/ft/weo/2010/02/pdf/exesum.pdf
ii OECD, Economic Outlook 88, p.6
iii Idem.
iv Idem.
v  7.6% en 2010 de acuerdo con el OECD Economic Outlook 88, p. 6
vi OECD Economic Outlook 87, p. 48
vii OECD, Economic Outlook 88, p.6
viii  De acuerdo con estimaciones de DELSA.
ix  OECD, Data provided by the Mexico Desk of the Economics Department.
x  Idem.
xi  Idem.
xii  De acuerdo con datos del Departamento de Economía de la OCDE.
xiii  OECD, Directorate of Education, “OECD-MEXICO AGREEMENT TO IMPROVE THE QUALITY OF    xiv EDUCATION IN MEXICAN SCHOOLS”, Brief for Secretary-General Angel Gurría, 1 October 2010 OECD, Directorate for Employment, Labour and Social Affairs, “Initial Technical Assessment by the OECD Secretariat of the proposed Labour Market Reform in Mexico”, p.5

 

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