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Presentación del Diagnóstico y las Recomendaciones del Informe de la OCDE: "Hacer Posible la Reforma de la Gestión del Agua en México"

 

Palabras de Angel Gurría
Secretario General
OCDE

6 de noviembre de 2012
México DF, México

Señor Director General de la Comisión Nacional del Agua, Señor Secretario del Medio Ambiente, Miembros del Senado, Señoras y Señores:

Me da mucho gusto estar aquí en el Senado de la República de nuestro país para compartir con ustedes el Diagnóstico y las Recomendaciones del Informe de la OCDE sobre como “Hacer Posible la Reforma de la Gestión del Agua en México”. La gestión de los recursos hídricos de México es uno de los retos más grandes que enfrenta el país.

La OCDE ha elogiado en numerosas ocasiones el programa mexicano Agenda del Agua 2030, como un claro compromiso político para elaborar una estrategia de largo plazo y una base sólida para un crecimiento más integrador y respetuoso del medio ambiente. Este esfuerzo ha generado un nuevo impulso transformador, un momentum para dar pasos sólidos en el diseño e implementación de una política de recursos hídricos más eficaz, integrada y coherente.

Nuestro país ya no puede darse el lujo de hacer “más de lo mismo”. Con más de 110 millones de habitantes, varias de sus cuencas hidrográficas padecen graves tensiones; está en juego la calidad de los ríos, lagos y acuíferos; de aquí a 2030 el país tendrá que suministrar agua potable y saneamientos adecuados a otros 40 millones de habitantes, mientras la vulnerabilidad a las inundaciones, las sequías y los huracanes es cada vez mayor.

Para hacer frente a estos problemas de manera oportuna y eficaz, necesitamos un diagnóstico claro sobre los factores que pueden contribuir a la aplicación de la reforma del agua, así como sobre aquellos elementos que pueden obstaculizarla, y de las medidas para superar estas barreras.  

Por ello, durante los pasados nueve meses, la OCDE ha estado colaborando estrechamente con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y con un conjunto de actores relevantes, para analizar cuatro ámbitos fundamentales para la reforma del agua en México: 1) la coordinación de programas e instituciones de múltiples niveles; 2) la gestión del agua en las cuencas; 3) la eficacia económica y la sostenibilidad financiera de las políticas relativas al agua; y 4) la regulación de los servicios de proveeduría.   

Aprovechando el conjunto de instrumentos de políticas públicas y las competencias de la OCDE, hemos formulado recomendaciones específicas sobre cómo llevar a cabo la reforma de los recursos hídricos en México. Sabemos que no existe una fórmula universal, aplicable por igual en todos los casos, pero hemos seleccionado un conjunto de buenas prácticas, provenientes de dentro y fuera del país, que podrían aplicarse y reproducirse.

También aportamos varias comparaciones con otros países de la OCDE, en particular con Australia, Brasil, Italia y el Reino Unido, cuatro países que no sólo han emprendido reformas profundas de sus sistemas de recursos hídricos, sino que además han apoyado firmemente el diálogo sobre políticas en México, evaluándolas en calidad de homólogos.

Las principales conclusiones indican que México dispone de un marco de políticas bien estructurado en lo referente a la gestión de los recursos hídricos. El país cuenta con diversas instituciones de ámbito federal y estatal, y aplica con relativa eficacia diversas herramientas económicas, desde  los gravámenes a la extracción hasta los mercados de agua. Sin embargo, y a pesar del considerable aumento de la inversión pública en este sector, México sigue enfrentando desafíos considerables en esta materia.

Primero, la aplicación de las medidas sigue siendo desigual. Segundo, el sector carece de mecanismos de coordinación que le permitan atenuar la fragmentación territorial e institucional. Tercero, los consejos de las cuencas hidrográficas todavía no están en pleno funcionamiento, 20 años después de su creación; Cuarto, en lo que atañe al agua potable y los saneamientos, el marco normativo se encuentra disperso entre múltiples agentes; Quinto, México sigue aplicando subsidios en otros sectores, como la energía y la agricultura, sumamente nocivos y que dificultan el cumplimiento de los objetivos en materia de recursos hídricos.

México necesita redoblar sus esfuerzos para aumentar la productividad en el suministro de agua y mejorar la relación entre costo y eficacia de las políticas públicas en este sector. Para lograrlo, será necesario abordar problemas de gobernabilidad en varios niveles, a fin de estructurar las prioridades, los gastos y los incentivos de los planes y programas relativos al agua que se llevan a cabo en los ámbitos federal, estatal, de cuenca y de localidad.

México también necesita una estrategia más ingeniosa de promoción de inversiones, enfocada en diversas opciones de bajo costo (como la construcción de infraestructuras verdes o la administración comunitaria) y que fomente la cohesión entre las políticas que repercuten en la disponibilidad y la demanda de agua. También es preciso establecer un marco normativo global que regule conjuntamente el suministro de agua y el saneamiento.      

En enero de 2013, tendré el honor de entregar al nuevo presidente de México el informe final de la OCDE titulado  “Hacer Posible la Reforma de la Gestión del Agua en México”, el primer informe de país que la OCDE realiza sobre el tema. En este estudio se formulan varias recomendaciones concretas, resumidas en el folleto que hemos preparado para este evento.

Permítanme concluir destacando algunos de sus principales mensajes:
•    Primero, México tiene ahora la oportunidad de inventar su propio modelo de gestión del agua. En su condición de Estado federal, con enormes desigualdades en cuanto a la disponibilidad y la demanda de agua, México se beneficiaría enormemente de un paquete de políticas “hechas a la medida” y fundadas en análisis empírico. Por ejemplo, las responsabilidades que se transfieran a un Estado o una cuenca hidrográfica en particular deberían corresponder a los problemas específicos de ese territorio y a su capacidad en términos de financiamiento, competencias e intenciones de reforma.

•    Segundo, México necesita políticas más flexibles en materia de gestión del agua, para adaptarse a los cambios que está experimentando el país. Además de las repercusiones del cambio climático, existe mucha incertidumbre en lo que respecta a la disponibilidad y la demanda de agua en el futuro. Los instrumentos económicos y las infraestructuras “inteligentes” y respetuosas del medio ambiente pueden contribuir a abordar los problemas actuales y, al mismo tiempo, evitar que nos quedemos atados para siempre a estructuras rígidas.

•    Tercero, ha llegado el momento de prestar más atención a la relación costo-efectividad en el gasto público y las decisiones relativas a las inversiones. México ha incrementado considerablemente el gasto público y los niveles de inversión en materia de recursos hídricos. En el futuro, este tipo de esfuerzos podrá beneficiar mucho más a los usuarios si las iniciativas están bien coordinadas entre las instituciones y diferentes niveles de gobierno; si se puede recurrir a fuentes adicionales de financiamiento; y si los incentivos para fomentar el uso eficiente de los recursos hídricos se encuentran bien diseñados y alineados.  

•    Cuarto, el acceso al suministro de agua y a servicios de saneamiento seguros, eficaces y sostenibles es un motor esencial de integración social y desarrollo local. La OCDE ha compilado una lista de funciones normativas que deberían definirse y asignarse adecuadamente en México. Si bien existen diversas maneras de cumplir con estas funciones normativas en los distintos estados y municipios, es necesario enfrentar las lagunas en materia de regulación para garantizar el suministro sostenible de agua a la población.

Señoras y Señores:

En un país como México, con una población que se acercará a los 150 millones de habitantes en 2050, unas de las disparidades territoriales y socio-económicas más grandes del mundo, una fuerte exposición a los efectos del calentamiento global y un crecimiento poblacional y económico generado principalmente en las zonas con menor disponibilidad de agua, la gestión del agua se vuelve una política de seguridad nacional.

Por ello nos da mucho gusto constatar que el Gobierno de México le ha otorgado una importancia superlativa al tema del agua. También nos llena de entusiasmo que el país de haya abierto al escrutinio y la cooperación internacionales convirtiéndose en uno de los países con los que la OCDE más colabora en materia de gestión de recursos hídricos. Trabajar con México ha llenado a la OCDE de nuevas experiencias y conocimiento. Esperamos que el Diagnóstico y las Conclusiones que hoy presentamos, así como el Informe final que presentaremos a la nueva administración también ayuden a México a diseñar e instrumentar una política de gestión del agua exitosa, convirtiéndola en un ejemplo internacional de buen gobierno. La OCDE está lista a seguir apoyando a México.

Muchas gracias.

 

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