Hacía una economía mundial más fuerte, más limpia y más justa

 

Comisión Económica para América Latina
 
Discurso de Ángel Gurría, Secretario General de la OCDE, pronunciado a la Comisión Económica para América Latina

Santiago, 11 de enero de 2010

Secretaria Ejecutiva Bárcena,
Excelencias,
Señoras y Señores,


Es un gran gusto estar en la CEPAL para dirigirme a esta distinguida audiencia.

Las buenas noticias primero: la recuperación está en marcha, con la mayoría de las economías de la OCDE y las emergentes creciendo de nuevo. Las condiciones de los mercados financieros se normalizan lentamente y el comercio mundial muestra signos de recuperación. De acuerdo con nuestras últimas , el crecimiento real del PIB en la OCDE ha sido positivo durante los dos últimos trimestres de 2009. Sin embargo, a pesar de estas cifras alentadoras, las cifras totales para el año 2009 llaman a la cautela. Las economías de la OCDE sufrirán una contracción de  3.5%. En 2010 y 2011,  el crecimiento previsto, aunque positivo, seguirá siendo modesto con un 1.9% y un 2.5% respectivamente.

La coordinación sin precedentes de las medidas macroeconómicas y de los masivos paquetes de estímulo fiscal nos ha ayudado a evitar las peores consecuencias de la crisis. Además, los mercados emergentes se han convertido en  importante motor de crecimiento para los países de la OCDE, particularmente China e India.

Sin embargo, todavía no estamos fuera de peligro. Es probable que el crecimiento económico en los países de la OCDE sea relativamente modesto por algún tiempo.  El sistema financiero internacional sigue sufriendo de una falta de confianza. Los flujos globales de crédito, comercio, inversión y turismo se llevarán algún tiempo para recuperarse. Nuestros  análisis demuestran que las crisis  son  seguidas de  menores niveles  de producción potencial en muchos países y de un aumento del desempleo estructural.

Las tasas de desempleo siguen en niveles históricos en muchos países. Esta crisis ha costado a muchas, muchas personas su trabajo. En el área de la OCDE, más de 16 millones de empleos han desaparecido entre principios de 2008 y finales de 2009 y se perderán aún más empleos en 2010.i El desempleo en Europa llegó ya a 10% y en Estados Unidos se siguen perdiendo empleos  (85,000 en diciembre pasado), y el desempleo se mantiene en 10%.

Otra preocupación es que los balances fiscales continuarán siendo muy negativos en toda la OCDE durante varios años. La deuda bruta podría superar al 100% del PIB en promedio en los países de la OCDE en 2011ii. Los  responsables ya están elaborando sus estrategias de salida, señalando a los mercados la forma en que se retirarán las medidas excepcionales e implementarán la consolidación fiscal. 

América Latina no se ha escapado de la crisis global. Sus vínculos comerciales, de inversión, de migración y financieros con el resto del mundo son muy fuertes. Por ello, la región es  sensible a los choques externos. A pesar de la mejora en sus indicadores  macroeconómicos, de una mejor gobernabilidad económica, y de sistemas financieros más sólidos, se espera una contracción del PIB de la región de entre 1.5% y 2% en 2009. Por supuesto, existen grandes contrastes, mientras que México puede experimentar una dramática caída de alrededor del 7%; es probable que Brasil experimente un crecimiento cero o ligeramente positivo en 2009.

Chile también ha sido  golpeado por el colapso del comercio mundial y por la caída de los precios de las materias primas. Chile ha enfrentado  la crisis mejor que otras pequeñas economías abiertas: la economía chilena se recuperó a mediados de 2009 y se estima que el crecimiento fue positivo durante el segundo semestre de 2009. Nuestras últimas previsiones de noviembre proyectan para Chile un
-1.8%  para 2009 y un 4.1%  de crecimiento para 2010. Se prevé que la actividad  gane velocidad en 2010 y que el crecimiento real  exceda el potencial de crecimiento en 2011.

Sin embargo,  los mercados de trabajo en América Latina han sido duramente afectados por la crisis. La OIT y la CEPAL proyectan que la tasa de desempleo en América Latina podría alcanzar 8.5% en 2009, aumentando el número de desempleados en la región hasta 18.4 millones de personas.

En las economías menos avanzadas, con menos recursos para la protección social, las consecuencias del desempleo son inmediatas y dramáticas: se estima que 9 millones de latinoamericanos podrían haber caído por debajo del umbral de la pobreza como consecuencia de la crisis.iv  Esto supone una seria reversión  de la  reducción de la pobreza lograda durante el periodo de 2003 a 2007.

En este contexto, no sólo es importante enfocarse en la ayuda y apoyo específicos para los más vulnerables, también es importante considerar nuevas fuentes de crecimiento para una recuperación sostenible. Si los países de América Latina quieren ser más competitivos y productivos, tendrán que reducir su dependencia de las materias primas.

Esto es cierto para México respecto al petróleo, como lo es para Chile con respecto al  cobre. Las co-inversiones público-privadas en materia de energías renovables, tecnologías de la información y la comunicación, o en el sector de servicios, podrían producir excelentes rendimientos en términos de crecimiento y empleo, y ayudar a los países de América Latina en sus esfuerzos de diversificación económica y aumento de la productividad.

La crisis ha abierto oportunidades únicas para continuar con las reformas pendientes en sectores clave como la educación, la salud, las finanzas, el mercado laboral, la competencia y el medio ambiente. La OCDE, estará, ahora,  en  mejor disposición para apoyar a Chile, compartiendo experiencias tanto sobre las políticas que han funcionado en otros países, como también sobre aquéllas que no han funcionado.

Cada país está haciendo frente a los desafíos de la crisis de acuerdo a su capacidad física e institucional, pero más allá de la respuesta a corto plazo, me gustaría señalar tres prioridades para Chile: La primera, promover el crecimiento de la productividad mediante la competencia y la innovación; segunda, fomentar nuevas fuentes de crecimiento, en particular mediante nuevos tipos de “crecimiento verde”, y tercera, abordar el problema de la desigualdad de oportunidades, a través de sólidas políticas de educación y de protección social.

Vamos por partes. Primero, el  modelo de crecimiento económico en las próximas décadas tiene que ser “inteligente”. Por inteligente me refiero a un modelo de crecimiento basado en la innovación. La innovación es un elemento clave para afrontar los retos de productividad de competitividad y un crecimiento a largo plazo de Chile. En las últimas décadas, las nuevas tecnologías, las nuevas industrias y los nuevos modelos de negocios han impulsado impresionantes avances en la productividad y el crecimiento en el mundo. En nuestra reunión Ministerial de Mayo próximo, presentaremos la versión final de nuestra Estrategia para la Innovación en la cual hemos trabajado durante dos años, y la cual permitirá a Chile compartir  y beneficiarse de sus conclusiones y recomendaciones. 

Nuestro estudio económico sobre Chile, que  publicaremos en breve, muestra que las reformas para fortalecer la competencia, el emprendimiento y la innovación aportarían sustantivamente  hacia una mayor productividad. El emprendimiento también podría fortalecerse mediante la reducción de los trámites para la creación de nuevas empresas, y la simplificación de los procedimientos de bancarrota.

En segundo lugar: debemos hacer que  nuestro modelo de crecimiento sea más limpio y más verde. El crecimiento verde requerirá de un cambio de enfoque tanto en la inversión privada como en la pública. Los limitados fondos públicos deberán ser  cuidadosamente orientados y habrá que dotarlos de adecuados marcos de política para ayudar a impulsar la financiación privada. Trabajaremos con Chile como parte de la elaboración de la  Estrategia de Crecimiento Verde que nos ordenó nuestro Consejo de Ministros en Junio pasado y que será entregada en 2011.

En tercer lugar, la educación y la protección social: Los resultados de Chile en el PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes), que incluye a cerca de 70 países, han mejorado recientemente, aunque todavía no alcanzan los estándares de la OCDE, incluso controlando por el hecho de que Chile cuenta con un nivel de ingresos más bajo. Además, son más dependientes del contexto socioeconómico de los estudiantes que en cualquier otro país de la OCDE, señalando que la equidad es un reto importante en materia de política educativa. La desigualdad de ingresos en Chile es muy alta para los estándares de la OCDE  y esto plantea retos para la construcción de una sociedad integrada.

En el largo plazo, Chile tendrá que aumentar sus programas públicos en las áreas de educación y protección social. Un mayor gasto en educación tendrá que ir acompañado de una reforma educativa integral.

Estas son algunas de las áreas en las que podemos ayudar a Chile con base en  nuestros  50 años de experiencia, nuestros análisis y nuestras recomendaciones de políticas públicas. Pero serán las propias autoridades Chilenas las que determinen como pueden aprovechar el “acervo” de la OCDE.

Para concluir, quisiera  mencionar que apenas hace algunas horas formalizamos la adhesión de Chile a la OCDE. Chile será el primer país de Sudamérica en la OCDE y su adhesión hará a la OCDE más incluyente, más global y más plural.

Una mayor cooperación y una mayor inclusión es exactamente lo que necesitamos después de la peor crisis económica de nuestras vidas. La crisis nos ha mostrado que se requieren nuevos foros para el diálogo internacional, la cooperación y la acción concertada.

Esta es una de las muchas  la razones por las que estamos tan contentos de tener a  Chile a bordo.  La “OCDE y Chile” trabajaran juntos en estos asuntos y ello hará que la economía mundial   y la economía de Chile sean aún más fuertes, más limpias y más justas.

Muchas gracias.

 

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