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Inauguración del Foro OCDE México 2018 y Presentación del Informe Prioridades Estratégicas para México

 

12 de Marzo de 2018

Ciudad de México, México
(Preparado para su distribución) 

Sr. Secretario de Salud, Secretario de Hacienda y Crédito Público, Embajadora Aspe, Gabriela Ramos, Compañeros de los Medios, Señoras y Señores:

Bienvenidos al Foro OCDE México 2018 en el que trazaremos la ruta hacia “Un Futuro con Crecimiento Incluyente”. Quiero agradecer al Gobierno de México, a la autoridad electoral, a los patrocinadores, a los panelistas, a los partidos políticos, a los candidatos, a los medios de comunicación y a todos los que han trabajado para organizar este evento.

Este es el tercer Foro de este tipo que organizamos. Lo hacemos cada seis años con motivo del cambio de administración en México, con el propósito de enriquecer el debate y las plataformas de los candidatos, de enfocar las discusiones en la substancia, en la evidencia, en los desafíos económicos y sociales del país, en las políticas, en las reformas. La diferencia es que ahora lo hicimos antes del inicio oficial de las campañas.

Hemos traído a los expertos de la OCDE en los principales temas de la agenda de políticas públicas de México, para que participen en este Foro junto con expertos mexicanos, representantes del gobierno Federal y de los gobiernos subnacionales, del poder legislativo, académicos, empresarios y la sociedad civil. Hemos además preparado este libro, “Prioridades Estratégicas para México”, también por tercera ocasión, para que los candidatos lo incorporen a sus programas y sus debates, y para que la nueva administración lo considere al diseñar sus reformas y arrancar el nuevo gobierno con un arsenal de políticas basado en las mejores prácticas internacionales.

Durante los pasados cinco años, México ha diseñado, aprobado y comenzado a implementar el paquete de reformas más ambicioso de OCDE, abordando desafíos que el país tenía pendientes desde hace décadas. El Gobierno de México, con el apoyo de los partidos en el Congreso, a través del histórico Pacto por México, impulsó reformas en áreas clave para el desarrollo del país: la reforma laboral, la reforma hacendaria, la reforma financiera, la reforma de telecomunicaciones, la reforma de competencia económica, la reforma educativa, la reforma energética, la reforma político-electoral, la reforma al Código Nacional de Procedimientos Penales, la reforma a la ley de amparo. Impresionante pero indispensable. No podemos dar marcha atrás.

La reforma educativa merece una especial referencia, por tratarse de una responsabilidad intergeneracional. Apenas empieza su implementación, basada en la evaluación y en el mérito de los docentes. Su consolidación y continuidad serán la base del éxito y de la calidad de vida de nuestros hijos y nietos.

La OCDE ha trabajado con el Gobierno de México desde el inicio de esta administración, en muchas de estas reformas, las cuales ya están dando resultados. Los maestros de México ya se están evaluando y capacitando; los precios de internet móvil de banda ancha se han reducido hasta en un 75%, mientras que el número de subscripciones se ha triplicado; las cargas administrativas para las empresas se redujeron en 36%; la proporción de trabajadores informales se está reduciendo mientras aumenta el empleo. Los compromisos de inversión en energía sobrepasan los 175,000 millones de dólares. Son avances importantes. Pero hay que seguir privilegiando su implementación.

El diablo está en los detalles y hay que evitar que los dentistas legislativos y los poderes fácticos subviertan las reformas.

Para México será fundamental que el nuevo Gobierno se apoye en estas reformas, las afine, las actualice, mejore su implementación y las desarrolle aún más. Al mismo tiempo, será crucial lanzar una segunda ola de reformas complementarias en otras áreas clave, como el fortalecimiento institucional y del Estado de derecho; la consolidación de la integración, la calidad y la capacidad de los gobiernos estatales y municipales; la puesta en práctica del Sistema Nacional Anti-corrupción (SNA) en todo el país, el funcionamiento más expedito y transparente del sistema judicial y el combate a la inseguridad.

Estas son las nuevas asignaturas pendientes. Son lo que hoy le quita el sueño a los ciudadanos.

Y es que México sigue enfrentando grandes rezagos y desafíos que demandan cambios urgentes en nuestras políticas, en nuestras leyes y regulaciones, en nuestras instituciones. Nos urge mejorar la capacidad, eficiencia y confiabilidad de nuestro gobierno, a todos los niveles.

Como se señala en el estudio, será además crucial impulsar nuevas reformas del sistema tributario para aumentar la recaudación y poder así realizar las inversiones necesarias para mejorar los sistemas de salud, educación, vivienda, seguridad; para reducir la pobreza y las desigualdades; para mejorar los apoyos a la familia y la protección social. México tiene un Estado pequeño, porque tiene una recaudación fiscal pequeña, todavía depende excesivamente del petróleo. Ello le impide hacer frente a las crecientes necesidades ciudadanas. Esto debe cambiar.

También será necesario adoptar un enfoque integral, multidisciplinario, interministerial, y de los distintos niveles de gobierno, para reducir la informalidad, incrementar los beneficios de la formalidad, reducir los costos de la formalización y estimular y fortalecer el cumplimiento de las responsabilidades fiscales de las empresas y de los ciudadanos.

La mayor parte de los mexicanos sigue viviendo en pobreza y/o vulnerabilidad; esto es inaceptable. Las grandes desigualdades de ingreso, de riqueza y de oportunidades siguen degradando el tejido social y frenando el crecimiento; esto es ética y moralmente reprobable, políticamente explosivo y económicamente ineficiente. El 57% de la fuerza laboral sigue trabajando en la informalidad; esto es debilitante. El 63% de la población no tiene más estudios que la secundaria; esto es frustrante. Solo el 47% de las mujeres participan en el mercado laboral, mientras que únicamente el 5% de las grandes empresas tienen más de tres mujeres en sus juntas directivas (contra con un promedio de 47% en los países de la OCDE).

Hay otros retos: México tiene muy bajos niveles de productividad (alrededor de una tercera parte de la de Estados Unidos), bajos niveles educativos, bajos niveles de investigación y desarrollo, bajos niveles de recaudación fiscal y de gasto social. Esto nos resta potencia, nos pone en desventaja. Al mismo tiempo tenemos altos niveles de corrupción y altos niveles de impunidad. Esto nos impide recuperar la confianza, nos entume, nos pesa, nos paraliza.


¡Qué gran paradoja!

Al mismo tiempo, México tiene un potencial enorme. Tiene un caudal de esfuerzo, talento y entusiasmo que debemos aprovechar y conducir hacia la excelencia, la productividad, la competitividad y la ciudadanía global. Tenemos una población joven y trabajadora; una de las plataformas exportadoras más potentes, apoyada por una de las redes de acuerdos de libre comercio más amplias del planeta; una sociedad emprendedora; una probada capacidad de impulsar reformas estructurales y de simplificar la administración; y uno de los sistemas de mejora regulatoria más eficaces y sofisticados de la OCDE.

Con cerca de 130 millones de habitantes; con decenas de millones de jóvenes desbordando de talento, pidiendo que les demos acceso a educación, destrezas, habilidades para triunfar en la vida; la 14ava economía del mundo; vastos recursos naturales; una de las biodiversidades más ricas del planeta; una de las culturas más plurales e interesantes; una potencia lingüística impresionante; y una gastronomía a la vez milenaria y moderna. Entre 200 países somos el noveno más visitado del mundo. Somos una nación grande, y somos una gran nación. ¿Cómo traducir estas fortalezas en bienestar?

Es crucial que sigamos reformando, mejorando y modernizando nuestras leyes y marcos regulatorios, nuestras políticas, nuestros programas. Sobre todo en un mundo cada vez más digital y en un contexto internacional en el que todo cambia muy rápido, en el que nuestros competidores en América Latina y Asia nos están rebasando. Un contexto internacional que nos siempre nos recordaba que si bien la mejor estrategia de desarrollo es la que se impulsa desde dentro de cada país, debemos también aprovechar al máximo el apoyo de otros mercados, de otros inversionistas, de otros científicos, de otras tecnologías para complementar las nuestras.

El problema hoy es que la creciente ola de proteccionismo, populismo y nacionalismo excluyentes ponen en duda esta sabiduría convencional. Somos más vulnerables si nuestros socios comerciales no comparten estas convicciones. La negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte es un buen ejemplo. Por eso mientras más fuertes adentro, más fuertes afuera.

Por ello es tan importante que la próxima administración le siga dando prioridad a las reformas estructurales, al mejoramiento de las políticas públicas. Es crucial seguir adelante con el esfuerzo reformista que México ha lanzado con tanto éxito. Si bien es normal que un gobierno entrante desee hacer ajustes a las políticas públicas para alinearlas con la filosofía y las propuestas que lo llevaron al poder, es importante también no perder la brújula, la dirección y la continuidad, así como sintonizar y enriquecer las reformas con las experiencias de otros países donde las cosas ya están funcionando mejor, países que han logrado promover un crecimiento más resiliente, más incluyente y más sustentable. Países más justos.

La OCDE está lista para apoyar este esfuerzo. Estamos muy entusiasmados y muy comprometidos para seguir apoyando al Gobierno de México. Este Foro y este estudio “Prioridades Estratégicas para México”, que realizamos en el preámbulo de cada sexenio, constituyen una primera contribución en esta nueva fase que México está iniciando.
No pretendemos decirle a los mexicanos qué hacer con México. Ustedes lo saben mejor. Nuestra tarea es compartir con ustedes lo que otros países ya hicieron para abordar los mismos problemas. Queremos darles un gran espejo para que se vean en él con objetividad y decidan si lo que ven los deja satisfechos o los invita a cambiar.

El Gobierno que emane de las elecciones del 1 de julio de 2018 va a necesitar un programa de gobierno sólido, un paquete convincente de reformas y grandes habilidades negociadoras para impulsar estos cambios en un Congreso quizá más fragmentado que el actual. Ello requerirá de un liderazgo fuerte, pero también de argumentos, conocimientos, evidencia y diagnósticos objetivos sobre las mejores prácticas en materia de políticas públicas. Esperamos que este Foro, este libro y la colaboración permanente con la OCDE ayuden a ampliar nuestra visión de México, a fortalecer nuestra misión en México y a elevar nuestra ambición para y por México.
Señoras y señores, Hagamos de este Foro un espacio de excelencia que nos ayude a diseñar, promover, e implementar mejores políticas para una vida mejor para México.
Muchas gracias.

 

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