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Conferencia Latinoamericana para la Medición del Bienestar y la Promoción del Progreso de las Sociedades

 

Discurso de apertura de Mario Amano
Secretario General Adjunto
de la OCDE

 

Ciudad de México, 11 de mayo de 2011

 

Secretaria Espinosa, Dr. Sojo, Dr. Laclette, Dra. Bárcena, Dr. Ellis,


Excelencias, Señoras y Señores:


Estoy muy contento de estar hoy con ustedes en este hermoso Palacio de Minería y de dirigir las palabras introductorias en nombre de la OCDE a la Conferencia Latinoamericana para la “Medición del Bienestar y la Promoción del Progreso de las Sociedades”. Antes que nada, quisiera expresar mi gratitud al gobierno de México por haberse ofrecido para acoger este evento, que es el primero de una serie de conferencias regionales que abren camino hacia el IV Foro Mundial de la OCDE que tendrá lugar en Nueva Delhi, India, en octubre de 2012.


Estoy especialmente agradecido con las dos instituciones mexicanas que de manera eficiente apoyaron en la organización, logística y preparación de nuestra Conferencia: el INEGI, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.


La OCDE también agradece a las dos organizaciones regionales que contribuyeron activamente en la preparación de la Conferencia y que desempeñarán un papel clave en ésta: la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe  (CEPAL) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ambos han sido pioneros en la medición de diferentes dimensiones de equidad, bienestar y desarrollo en América Latina. Su experiencia y conocimiento sin duda contribuirán para esclarecer las problemáticas subyacentes a la agenda de nuestra Conferencia, y para estimular intercambios sustantivos entre las distintas comunidades de expertos que se reúnen aquí: académicos, estadísticos oficiales, elaboradores de políticas y actores sociales.


La OCDE: un centro mundial de buenas prácticas


La OCDE reúne a 34 miembros, incluyendo a dos países latinoamericanos: Chile y México; sin embargo, el alcance de nuestra misión va mucho más allá del circulo de nuestros países miembros. Desde hace varios años hemos aumentado cada vez más nuestro compromiso con las principales economías emergentes como Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica. También estamos desarrollando una estrecha colaboración con muchos otros países en todas las regiones del mundo, escuchando atentamente sus preocupaciones y puntos de vista sobre , compartiendo con ellos nuestro análisis, proporcionándoles consejos sobre políticas  públicas, ayudándoles a realizar reformas y mejorar sus capacidades de gobernanza, y apoyándolos en sus esfuerzos de desarrollo.


Hemos estado trabajando con miras a una más amplia Estrategia de la OCDE para el Desarrollo. Este esfuerzo tiene por objeto definir un enfoque más coherente y global a fin de articular mejor el conocimiento multidisciplinario de la OCDE sobre una gama más amplia de políticas y su conocimiento acumulado en cuestiones de desarrollo. Nuestro objetivo es hacer nuestro trabajo en materia de políticas más accesible y relevante para los países en todas las etapas de desarrollo. En la próxima Reunión del Consejo Ministerial de la OCDE a finales de mayo, que será presidida por la Secretaria de Estado de EE. UU. Hillary Clinton, los ministros discutirán y aprobarán un Marco para la Estrategia de la OCDE para el desarrollo. Este marco nos permitirá avanzar en este proceso y poner en marcha la Estrategia para el Desarrollo en enero de 2012.


La OCDE ha realizado un trabajo importante en materia de desarrollo durante muchos años, no sólo en el Comité de Ayuda al Desarrollo, sino en toda la Organización. Por ejemplo, tenemos trabajo en proceso en áreas tales como la contribución de la fiscalidad al  desarrollo, la seguridad alimentaria, la ayuda para el comercio, la inversión y muchas más. Esta estrategia se basará en los muchos logros de la Organización y los fortalecerá más.


Tenemos muchos foros y mecanismos en la OCDE en los que podemos mejorar nuestro intercambio de políticas y conocimientos sobre el trabajo de política interdisciplinaria de la Organización con una gama más amplia de países en desarrollo. Un ejemplo de este tipo de foros es el Centro de Desarrollo de la OCDE.  Como sabrán, el Centro ha sido creado con una misión especial y una membrecía particular a fin de ayudar a los encargados en la elaboración de políticas en los países desarrollados y en desarrollo a encontrar soluciones innovadoras a los desafíos globales del desarrollo, el alivio de la pobreza y la disminución de las  desigualdades. Su Consejo Directivo está formado por 42 países, incluyendo a Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y la República Dominicana. El Centro publica un reporte anual de las Perspectivas sobre el Desarrollo Mundial que este año se centrará en el desafío de cómo podemos construir sociedades más cohesivas.


Desde 1999 la OCDE también es sede del Consorcio de Estadísticas para el  Desarrollo en el siglo XXI (PARIS21), que se basa en una comunidad Norte/Sur formada por organizaciones internacionales, donantes bilaterales y países en desarrollo.  PARIS21 tiene por objetivo aumentar las capacidades nacionales de producción de estadísticas y un mejor uso de la información estadística en la elaboración de políticas públicas. Persigue este objetivo mediante la ayuda a países en desarrollo para diseñar e implementar Estrategias Nacionales para el Desarrollo Estadístico. Hoy en día 92 países en desarrollo, incluyendo muchos en América Latina y el Caribe, participan en este proceso.


Así, como el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos declaró en una reciente conferencia en Paris, “la OCDE no es un club de países ricos, sino un club de buenas prácticas”. Nuestra misión consiste no sólo en identificar y promover buenos métodos de medición, buenas herramientas analíticas, buenas políticas y buena gobernanza, sino también en compartir estas buenas prácticas con la familia internacional en general. La OCDE no tiene vocación de ser una organización universal, pero tiene la ambición de ser verdaderamente global en su visión y acción. Informamos y apoyamos la agenda del G20; observamos, analizamos y prospectamos tendencias en África, Asia y América Latina; intervenimos en todos los debates internacionales sobre los principales desafíos globales; con frecuencia convocamos a eventos globales como el Foro Mundial de la OCDE sobre la Medición del Progreso, y organizamos junto con otras organizaciones líderes, eventos regionales clave como esta Conferencia Latinoamericana.


Este año, la OCDE está celebrando su 50 Aniversario. Esta es la ocasión para replantear la misión de la Organización a fin de desarrollar los mejores estándares en políticas públicas para mejorar la vida de los ciudadanos en los países de la OCDE y en todo el mundo – en otras palabras, para promover mejores políticas para una vida mejor. Nuestro trabajo abarca casi todos los ámbitos de la política pública, desde lo macroeconómico al proyecto empresarial, de la lucha contra la corrupción y los paraísos fiscales a la biotecnología, de la salud a la competencia, de la educación a la ayuda al desarrollo, de las energías renovables a la migración, el comercio internacional, la innovación y la gobernanza corporativa. En todas estas áreas, medimos y analizamos, comparamos el desempeño de los países, establecemos estándares e identificamos las mejores prácticas.


Las estadísticas son un pilar central de este trabajo: nos proporcionan el fundamento esencial para nuestros análisis y  evaluaciones comparativas; están en el centro de nuestras recomendaciones de política basadas en la evidencia – y desempeñan un papel clave en nuestro trabajo de evaluación del bienestar de la gente y de promoción del progreso de las sociedades.


Más allá del PIB: un mayor énfasis en el bienestar de la gente


En la actualidad existe un consenso de que hemos puesto demasiado énfasis en la medición de la producción económica – principalmente a través del Producto Interno Bruto – y no el suficiente en la evaluación de lo que realmente importa a la gente. Todavía se están tomando demasiadas decisiones importantes de política con el PIB per cápita como la principal vara de medición.


Por supuesto, el PIB seguirá desempeñando un papel fundamental en nuestros sistemas estadísticos. No obstante, necesitamos complementarlo con indicadores que midan el bienestar en general. Al abordar este desafío, podemos aprovechar el conocimiento acumulado y la investigación que se ha venido realizando en el curso de los últimos diez años. La OCDE ha estado a la cabeza de la reflexión internacional sobre la medición del progreso. Hemos organizado tres Foros Mundiales: en Palermo en 2004, Estambul en 2007 y Busán en 2009.  Estos eventos nos han permitido estimular un amplio debate sobre medidas relevantes de bienestar y progreso con  decidores políticos, estadísticos, científicos, actores económicos y sociales de más de 130 países.


La agenda de investigación sobre este tema también se ha beneficiado enormemente de las recomendaciones formuladas por la Comisión sobre la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, creada por el presidente francés Nicolas Sarkozy, también conocida como la Comisión Stiglitz- Sen- Fitoussi.


A partir de estas iniciativas, la OCDE ahora está intensificando su trabajo estadístico en tres áreas que son fundamentales para el bienestar y el progreso: las condiciones materiales de vida, la calidad de vida y la sostenibilidad. Este año publicaremos un reporte titulado ¿Qué calidad de vida? lo que marcará un primer paso en la recopilación y difusión de  indicadores sobre el bienestar de la gente en los países de la OCDE. Justo en una semana, publicaremos un previo de este reporte en un Compendio de Indicadores de Bienestar. Nuestra Directora de estadísticas, Martine Durand, les presentará este trabajo más tarde, esta mañana, de manera más detallada, así como los desafíos y la relevancia política de esta ambiciosa agenda.

 

Me limitaré a subrayar la importancia de este trabajo para los esfuerzos del desarrollo. Medir el bienestar requiere observar no sólo al funcionamiento del sistema económico, sino también a las diversas experiencias, las condiciones de vida y expectativas de las personas, así como a las condiciones para un crecimiento sostenible. Estas medidas deben capturar las diversas formas de desigualdad en ingresos, riqueza, salud y educación, por género y entre grupos étnicos. Se debe prestar especial atención a las condiciones de aquellas personas que acumulan varias desventajas o impedimentos. En otras palabras, la medición del bienestar debe contribuir a un continuo y más eficaz enfoque sobre la equidad, la cohesión social y la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.


Algunos podrían considerar que este enfoque está fuera del alcance de muchos países cuyos sistemas estadísticos se encuentran en una etapa temprana de desarrollo. En realidad, creemos que la agenda de medición del bienestar ofrece a estos países un marco para el desarrollo estadístico a mediano y largo plazo. También arroja luz sobre las posibles mejoras en el uso y análisis de los datos existentes oficiales y no oficiales. Las recientes mediciones de las dimensiones objetivas y subjetivas de la equidad y el bienestar en América Latina (por la CEPAL y el BID) demuestran que este trabajo es tanto viable como relevante para los países de bajos y medianos ingresos. Si bien este es un esfuerzo de larga duración que tiene que implementarse gradualmente, no debemos dejar para mañana las tareas que podemos empezar a implementar hoy.


Señoras y Señores:


Permítanme dejarlos con un mensaje clave: desarrollar mejores estadísticas no es un fin en sí mismo. Es un medio para desarrollar políticas que mejoren el bienestar de la gente y por lo tanto, promueva el progreso de nuestras sociedades. Nuestras mediciones del bienestar deben, por consiguiente, aportar una información útil para el diseño de políticas específicas que busquen aumentar la equidad, la cohesión social, condiciones decentes de trabajo y de vivienda, el acceso a la educación y los servicios de salud, la gobernanza democrática y el compromiso cívico. 

 
Estos y otros objetivos clave determinan lo que tenemos que medir, la manera en la que las mediciones se tienen que transformar en conocimiento útil, y cómo este conocimiento debe influir en el diseño de políticas y la toma de decisiones.


Espero que nuestra Conferencia estimule provechosos intercambios e iniciativas concretas para anclar firmemente la medición del bienestar en América Latina. La OCDE está dispuesta a trabajar estrechamente  con las Oficinas Nacionales de Estadísticas en la región, la CEPAL, el BID y con las comunidades académicas y políticas para avanzar en esta dirección.


Gracias. 

 

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